Lenin Moreno: comodín del correísmo
- Unidad Popular Ecuador
- 14 abr 2016
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El juego del ex vicepresidente, Lenin Moreno, es claro. En el propósito de perfilar su candidatura presidencial, aparenta estar un tanto alejado del Gobierno para que la gente piense que él no tiene nada que ver con la corrupción rampante en las altas esferas y con la política antipopular que aplica el correísmo. Pero él no solo es cómplice por omisión, es decir por no decir nada en contra de lo que ocurre, sino por acción directa, pues, como dirigente del Alianza País responde por la nefasta política que se viene aplicando.
Simula estar un tanto lejano del Gobierno porque su demasiada cercanía le “quema”. El desprestigio gubernamental ha llegado a niveles tales que mostrarse como el continuador directo de Rafael Correa, en las elecciones del 2017, le resta adhesiones. Desde esa aparente lejanía, intenta atraer a otros sectores que ingenua o cínicamente dicen proponerse recuperar las raíces de la denominada revolución ciudadana, convocando a sectores de fuera del correísmo a constituir un frente amplio.

En esa línea, en la última carta dirigida a la dirección de AP, Moreno se pone en el plano de orientador, de aconsejador y de supuesto crítico de los errores cometidos, pero también resalta los “avances producidos”. Por supuesto, no dejó de señalar –una vez más- que sería candidato únicamente por el correísmo. Lo reitera porque sabe que dentro de las filas de AP hay también quienes no le quieren y prefieren al actual vicepresidente Jorge Glas, que adelanta una campaña con recursos del Estado, lo que no es novedoso en el comportamiento de los funcionarios gubernamentales.
Como en las películas policiales gringas, Moreno quiere jugar el papel del detective “bueno” que, luego de que el malo (en este caso Correa) ha pateado y vejado al detenido, dice sentirse afectado por el carácter de su compañero y que es mejor colaborar, y para ello está él: para ayudarlo y comprenderlo.
Moreno es el comodín del correísmo, su mejor carta en un contexto en el que el repudio popular el régimen crece, al punto que obligó al mismo Correa renunciar a su intento reeleccionista.
Moreno como defensor de la “revolución ciudadana” debe explicar el desenfrenado crecimiento de la deuda externa que mantiene hipotecado al país, el asalto a los fondos del IESS, de los centenares de dirigentes populares criminalizados, de la política de flexibilización laboral, en fin de cuanto el correísmo viene ejecutando en contra del pueblo.
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