¿Son golpistas los volcanes?
- Mariana Neira
- 8 sept 2015
- 2 Min. de lectura
Por PlanV.com
Las erupciones de volcanes en el Ecuador han coincidido con acontecimientos políticos que ha generado grandes cambios en la sociedad. Esta es una correlación temporal donde se juntan política y naturaleza para desmentir el carácter apacible de las dos.
Los volcanes tienen su leyenda. Vulcano, en la mitología romana, era el dios del fuego. Nuestros ancestros adoraban a los volcanes y los temían. Para que no se enojaran (no erupcionaran) les hacían ofrendas. Dicen, por ejemplo, que los incas daban a los volcanes diez jóvenes vírgenes en sacrificio para evitar su furia. Suponían que los volcanes se enfurecían por alguna acción humana que les disgustaba y castigaban con una erupción que afectaba al suelo, a su vegetación, a los animales, a las personas. Ese evento producía un cambio en las personas y su hábitat.
En nuestro país, eminentemente volcánico, algunas erupciones o explosiones de los volcanes más importantes -Guagua Pichincha, Cotopaxi y Tungurahua- han coincidido con sucesos y cambios políticos.

Veamos los más importantes:
La conquista española. Golpe al presidente Manuel de Ascázubi. Golpe al presidente Diego Noboa. Autogolpe de Ignacio de Veintemilla proclamándose dictador. Golpes fallidos de Eloy Alfaro a Veintemilla, Caamaño y García. Golpe de Eloy Alfaro a Lizardo García. Golpe al presidente Jamil Mahuad. Intento de asesinato a Eloy Alfaro. Inicio del movimiento liberal. Rebeliones indígenas. Problemas fronterizos. ‘Rebelión de los barrios de Quito’. Envenenamiento de un arzobispo. Expulsión de los jesuitas.
A esta conclusión llegamos observando los hechos históricos sucedidos dos años antes y dos años después de las erupciones.
Una erupción que coincidió con un cambio radical
Tras el asesinato de Atahualpa en Cajamarca, noviembre 1532, Rumiñahui fue a retirar su cadáver y enardecido lideró la resistencia armada a los españoles que subían hacia el norte liderados por Sebastián de Benalcázar, quien estaba apoyado por los indígenas cañaris que odiaban a los incas -entre ellos Atahualpa y Rumiñahui- por haberles doblegado y apoderado de su territorio. Después de la muerte de Atahualpa, los resentidos cañaris pasaban a los españoles información sobre los movimientos de Rumiñahui. Su primera gran batalla con los españoles se dio en Tiocajas (hoy cantón Guamote, provincia de Chimborazo). En el territorio de la antigua Riobamba sostuvieron otros combates y “no hubieran ocupado la ciudad con su rico botín de bastimentos… si una sorpresiva erupción del Cotopaxi no fuera interpretada por los indígenas como funesto presagio que les obligó a la retirada. ‘Reventó este volcán con grandísimo ruido y muertes de muchas gentes…, por el mucho fuego y piedras que echaba, con mucha espesura de humo y de ceniza; que duró muchos días’. Benalcázar también se angustió ante el terrible fenómeno y envió a un cañari con una cruz a proponer la paz a Rumiñahui. El inexorable indio rompió el símbolo cristiano e hizo matar al mensajero”. (Breve historia contemporánea del Ecuador, de Jorge Salvador Lara.)
¿Qué sucedió después de esta erupción del Cotopaxi? Un cambio político administrativo radical: la derrota de los nativos y el triunfo de los colonizadores españoles que gobernaron 300 años hasta la formación de la mestiza república de Ecuador.
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