La actitud es tan grande como la marcha
- Romario Lozada
- 17 ago 2015
- 2 Min. de lectura
Periórico OPCIÓN
Son las 16h30 y en la avenida 10 de Agosto se reúne el pueblo: jóvenes, maestros, indígenas, mujeres, médicos, jubilados, trabajadores y ambientalistas; piden rectificaciones, mediante banderas, carteles, pitos y la música instrumental.
La marcha se detiene algunos minutos, y Héctor Tutillo, integrante del Comité de Trabajadores Automotrices 21 de Abril, expresa que Correa le ha quitado el cupo de importación de autopartes, y eso ha provocado desempleo en su empresa. Para Héctor este gobierno no se sensibiliza por nada, “aquí no está el pueblo de Correa, somos muchos, ¡no estamos los 4 pelagatos! Somos iguales, somos mestizos”.
En el trayecto, Miguel Camacho, de 71 años, jubilado, ve la marcha como una respuesta masiva a los desaciertos del gobierno, “ya basta de la mala política de Alianza País”, comenta, “¿con qué se va a pagar la deuda externa de 36.000 millones? pagarla con el petróleo está muy complicado” personalmente se siente afectado, el actual gobierno le ha prohibido trabajar en el mejor momento de su vida.

La música de la marcha llega al oído y así lo disfruta Armando Mantilla, de 78 años, y su esposa, María Herrera, de 72; ambos son jubilados y ven a la marcha como algo magnifico, se sienten parte de ella, “el país se está dañando”, cuenta Armando, “las decisiones las toman personas que no son del país”; “el Presidente regala dinero y quiere recuperarlo por medio de impuestos”, afirma María. Ambos jubilados pertenecen a la Organización Artesanal (OA), donde exigen los derechos de los jubilados, sin embargo el Presidente los insulta, “el no gobierna, se pasea con su gente en hoteles de cinco estrellas, en cocteles, y el país sigue pobre. El Presidente no ha servido como economista, ni siquiera como ecuatoriano”, finaliza.
17h30, la marcha lagrimea, empiezan las bombas de gases y por ahí dicen: “¡policías, ustedes trabajan para el pueblo, entiendan!”.
El pueblo continúa sin cesar por la avenida Guayaquil, en compañía de un tambor de cuero de vaca. José Chiriboga, miembro de la Red de Asambleas Territoriales de Quito, afirma que la marcha es la unidad por la falta de democracia, en temas como el Yasuní, la Ley de Aguas y Tierra, “el ejercicio democrático no es llevarle al pueblo por el camino equivocado”. A José le afecta el alza de los productos, no hay un empleo racional “hay desempleo” dice, “se debe dar opciones. La silla vacía sirve para el espacio democrático”.
Isabela Pezaña, ambientalista, es de Brasil y está de visita, le gusta la ciudad y participa por vez primera en una movilización, considera que son propósitos buenos y organizados. Para Isabela, la naturaleza y los parques de la ciudad son muy bonitos. Cree que explotar petróleo daña el ambiente.
18h10, llega la marcha a la plaza de Santo Domingo, con el compromiso de haber cumplido las expectativas los dirigentes campesinos y sectores sociales levantan las banderas en señal de lucha y fuerza, porque “la marcha es una gran actitud, es la actitud de los valientes”
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